Todo empezó una tarde noche de noviembre de 1986 en la clase de las chicas de las escuelas que había en el tercer piso de la casa consistorial. Unos cuantos jóvenes que convivían en el Pueblo se reunieron para hablar de la posibilidad de formar una Asociación Cultural convencidos de que era necesaria dada la falta de actividades sociales y culturales que padecía nuestro pueblo y, en general, todo el medio rural. Aún sabiendo que no iba a ser una tarea fácil, al vivir en un pueblo con muy pocos habitantes, que había pasado de tener más de tres mil en 1910 a menos de doscientos. Sin embargo, contaban con la ayuda de los que volvían los fines de semana, en vacaciones o por temporadas, que eran muchos y podían formar parte activa de la futura asociación.

Portadas Boletín de La Migaña
Portadas Boletín de La Migaña

El 5 de enero de 1987, reunidos los jóvenes que dos meses atrás se habían reunido por primera vez, se ponen de acuerdo y elaboran los Estatutos, firman el Acta Fundacional y eligen la primera Junta Directiva, formada por: Pedro Tello Atance (Presidente), Juan José «JUANJO» Fraile Martínez (Vicepresidente), José Enrique «QUIQUE» Bueno Martín (Secretario), Eugenio Ponce Miguel «BOLILLO» (Tesorero) y a Andrés de las Heras Fernández, Anastasia Aparicio Laguna, Jesús Atance Fraile y José Baltasar Atance Sánchez (Vocales). El día tres de marzo fue legalizada la Asociación Cultural que con el nombre de La Migaña, echaba a andar con sus primeros cincuenta socios.

El nombre parte del error de los allí presentes de creer que era como se denominaba al peculiar lenguaje que los tratantes maranchoneros usaban para que no les entendieran los compradores de mulas, cuando en realidad obedece al lenguaje que empleaban los esquiladores de Milmarcos y Fuentelsaz para evitar que los ganaderos, que los contrataban para esquilar las ovejas, se enteraran de sus conversaciones privadas.

La aclaración sobre el nombre vino de la mano de Camilo José Cela que, en la página 181 de su libro “Nuevo viaje a la Alcarria”, cita textualmente “Los muleros de Maranchón hablan entre sí en chalán, jerga que no se entiende demasiado. Los de Fuentelsaz y Milmarcos lo que hablan es la mingaña o magaña, enrevesada jerigonza que se entiende aún menos»

La Directiva Fundacional quiso cambiar el nombre y se barajaron los de: Vilache, Recuévano, Fuentevieja, Barbacana, etc; luego se pensó que no merecía la pena hacer el cambio porque la palabra “Migaña” se hacía pegadiza y atractiva.

Los fines de la asociación son desde un primer momento: recuperar las costumbres y tradiciones populares, proteger el patrimonio histórico, artístico, cultural y ecológico, organizar actividades deportivas, recreativas y culturales y cualquier tipo de acción que se encamine a recuperar la vitalidad cultural y la memoria histórica que con la progresiva despoblación por la marcha de muchos hijos del pueblo a otras tierras ha hecho que se vayan perdiendo.

En definitiva. Esta Asociación hará todo lo que esté en su mano para tratar de mantener viva esta tierra promoviendo iniciativas que eviten la pérdida de lo que todavía le queda de su pasado, a la vez que recuperarlo para el futuro.

Presidentes

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