Si vienes desde Molina de Aragón, la vista te lleva hacia su maciza torre que compite en altura con la del reloj y la lejana de la Ermita. Tres hitos destacables que se recortan en el cielo de Maranchón.  La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción es una construcción que tiene su origen en el siglo XVI. Fue muy reformada en el Siglo XVIII aunque conserva cierto aspecto Herreriano que le otorga el chapitel de su torre.

Iglesia de Maranchón
Iglesia de Maranchón

Una vez se supera la empinada calle “de la subida a la iglesia” se accede a ella a través de su cementerio. Unos muros de piedra antigua rodean un espacio verde donde varias acacias acompañan el camino, a medio asfaltar, que conduce hasta la entrada.

En la fachada, sobre la puerta, reza la inscripción “Iglesia de Asilo”. Era por tanto un lugar en el que cualquier perseguido por la justicia podía acogerse a la protección de la autoridad religiosa. Esta práctica, que ya existía en la época de los romanos (El emperador Arcadio reconoció su existencia en el 397), fue legislada en España en el siglo V, en la época de Teodorico, y se abolió con la Constitución Española del 78.

La Iglesia tiene planta de salón con 3 naves. En la nave central, sobre el altar se levanta una cúpula de media naranja sustentada por cuatro pechinas con los cuatro evangelistas (Lucas representado por un niño, Mateo por un toro, Marcos por un León y San Juan Evangelista por un águila)

Tres soberbios retablos barrocos, con columnas salomónicas y estípites en sus entrecalles, culminan la cabecera de la iglesia. Datan de 1687 y su autor es Francisco de Belo. En el centro del retablo del Altar Mayor se encuentra Nª Señora de La Asunción, que le da nombre a la iglesia, custodiada por los Santos Pedro y Pablo.  El retablo se corona con un calvario.

En el retablo del evangelio, se representa una crucifixión, con un Cristo articulado en el interior de una hornacina que adopta la forma de la Cruz. A derecha e izquierda de la misma se encuentran los arcángeles San Miguel con el dragón a sus pies y San Gabriel. En la parte inferior derecha del retablo encontramos una imagen de San Blas, único testimonio de la desaparecida ermita de su mismo nombre que se localizaba en el Barrio de San Blas, en las proximidades de la Fonda.

Maranchón contaba además con otras dos ermitas que también han desaparecido: la ermita de San Sebastián y la del protomártir San Esteban cuya imagen encontró su sitio en el ático de este retablo.

El retablo de la epístola cuenta, en su calle central, con la imagen de San Antonio. A su izquierda está San Roque y a su derecha San Francisco. En su cenit nos sorprende una pintura de la Virgen de Guadalupe que podría estar relacionada con la trashumancia. Más abajo encontramos un escudo heráldico en el que destaca un capelo con borlas lo que indica la pertenencia a la jerarquía eclesiástica de su propietario.  ¿Podría pertenecer a Juan Bautista Sacristán, maranchonero que fue nombrado arzobispo de Santa Fé de Bogotá?  Un enigma para que investiguen los expertos.

Cabe destacar también el retablo neoclásico que encontramos en la nave correspondiente al lado del evangelio, dedicado a Nuestra señora del Rosario en cuya parte más alta se localiza la imagen de San Sebastián procedente de otra de las ermitas desaparecidas. En esa misma nave, en un lugar bien visible, frente a la puerta de entrada, se encuentra la imagen de San Pascual Bailón, patrón de la localidad.

Dejo para el final la joya que se esconde en la oscuridad y el silencio del coro. Se trata de un órgano de mediados del siglo XVIII catalogado como barroco ibérico que se reconoce por su tubería horizontal sobre la zona del teclado llamada también “trompetería de batalla” dado que produce un sonido intenso y brillante.

En su conjunto, Nuestra Señora de la Asunción, es una magnífica iglesia, que constituye un tesoro para Maranchón que merece la pena preservar.

Lidio Albacete

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