La procesión del Corpus en Maranchón es una celebración cargada de tradición y solemnidad y es además una oportunidad para admirar la variada colección de estandartes de la que dispone el pueblo, que únicamente se exhiben de forma conjunta en esta celebración.

El origen de los mismos es muy interesante porque nos habla de la profunda religiosidad de los maranchoneros que, en el pasado, salpicaron el calendario anual de numerosos actos públicos de homenaje a aquellos santos de los que eran devotos.

Antiguamente en el pueblo había varias asociaciones constituidas por grupos de personas que contribuían con una pequeña cuota anual al mantenimiento de todas las celebraciones asociadas a distintos santos o simbolos religiosos. Cada asociación tenía sus mayordomos o personas responsables y sus estandartes representativos, que se exhibían en dichas celebraciones.

Estandartes de Maranchónn
Estandartes de Maranchón

Así por ejemplo los miembros de la asociación de las hijas de María aportaban 10 pesetas al año y con el dinero recaudado de esta forma y con los donativos obtenidos a través del tradicional cepillo se pagaba la función de la fiesta de la Inmaculada con su novena en diciembre y el ejercicio de las flores en el mes de mayo. El estandarte de esta asociación es el de la Inmaculada.

Existen en este momento hasta 8 estandartes con diversas advocaciones. El de San Antonio que lo custodió muchos años María Bueno que ahora está en la residencia de Sigüenza, el del corazón de Jesús, del que se encargaba Abundia Villavieja, ya fallecida y a la que recuerdo con cariño de los días de mi infancia. Este estandarte tiene además una curiosa historia asociada. Se cuenta por el pueblo que fue robado en tiempos de la guerra civil y le prendieron fuego abandonándolo en una cuneta. No se sabe si por milagro o casualidad, el caso es que el estandarte no ardió. De hecho si se observa con atención, todavía se puede comprobar la marca chamuscada en la parte posterior del mismo.

Entre las hermandades más antiguas se encuentra la del Señor cuyo estandarte del mismo nombre era custodiado por Desideria Tabernero. Comparte con el del corazón de Jesús el dudoso honor de haber ardido pero esta vez a causa de un incendio fortuito en la chimenea de la casa de su cuidadora. No obstante, fue posible confeccionar uno nuevo gracias a los ahorros de la Hermandad y ahora lo guarda y coloca Ascensión Álvarez.

Existe también el estandarte de San Francisco del que se hace cargo tanto para guardarlo como para colocarlo en los días señalados Ani Mallén e hijos.

Por supuesto cabe mencionar muy especialmente los dos estandartes correspondientes a las dos festividades que más devoción despiertan en Maranchón: el precioso estandarte de la VIrgen de Los Olmos del que cuida su mayordomo Antonio Gilaberte y el de San Pascual del que en este momento se responsabiliza Alejandro Atance pero que ha pasado por las manos de muchos otros maranchoneros: Divini Castellote, Clemente Atance y Lorenza Fraile, Prepe Aparicio y hasta hace poco el entrañable Julián Atance.

Merece también su atención la bandera de la asociación de «los jueves eucarísticos» cuya encargada era Exu Garcia que en este momento se encuentra también en la residencia de Sigüenza. Esta asociación se encargaba de organizar la hora santa todos los jueves del año con exposición mayor. Antiguamente se colocaba en los primeros bancos de la iglesia una banderita como recordatorio de la importancia del jueves como día en el que se había instituido el sacramento de la eucaristía.

La Procesión del Corpus, aunque quizá haya perdido el esplendor de otros tiempos en los que salia acompañada de música y, según quienes la recuerdan, producía gran emoción a su paso, afortunadamente es una de las tradiciones religiosas de Maranchón que todavía se conservan. De hecho, en los últimos tiempos, la participación de «las manolas» Mª Luz y Maite y el trabajo de muchos maranchoneros que acuden en esa fecha montando altares en las calles, contribuyen a enriquecer el recorrido de la misma.

Sirva este pequeño artículo para reconocer el trabajo callado de las personas que han recogido el testigo de estas tradiciones permitiéndonos recordar la riqueza cultural de nuestro pueblo.

Autor: Ana Cristina Fraile García

Publicado en «El Boletín de La Migaña»  en febrero de 2010.

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