Dice la leyenda que en el año 1114 cuando la reconquista a los moros, se apareció la Virgen encima de una sabina. El antiguo santuario fue reconstruido en el siglo XVIII, levantando el que ahora existe, con una torre rematada en gracioso capitel de reminiscencias orientales.

Hay datos que atestiguan que la Ermita existe desde el siglo XIV.
En los siglos XVI y XVII se produjeron dos grandes reconstrucciones. Y es en el siglo XVIII, en concreto en 1733, cuando se lleva a cabo una gran reconstrucción, que por desgracia dejó pocos vestigios de las construcciones anteriores. Las intervenciones posteriores nunca han sido tan amplias como ésta.

La construcción inicial tenía planta de cruz latina, pero perdió esta disposición al añadirse dos naves laterales. Actualmente posee tres naves separadas por dos líneas de sólidos pilares de mampuesto. La nave central es más elevada que las laterales y de doble anchura; termina en el crucero bajo cúpula.
Las naves laterales o menores están encabezadas por altares del siglo XVIII, de fina factura.
El retablo de la Capilla Mayor o de la Patrona, enteramente dorado, es de estilo barroco.
Destacamos además un conjunto de siete figuras denominado tradicionalmente “Los abuelicos”, con los que se hacen las procesiones de Semana Santa.

